Hace ya un tiempo que vengo oyendo las excelencias de esta carne. De sus mejores propiedades en relación a otras carnes y de su sabor y textura. En cuanto a sus propiedades, ya haré una valoración de aquí a unos años. En cuanto a su sabor, qué queréis que os diga. A mí me ha parecido un estofado de toda la vida y no he notado grandes diferencias. En cualquier caso, aquí está.
- Carne de potro
- 3 patatas
- 2 cubicaldos de pollo
- 1 cebolla
- 3 tomates
- 1 pimiento choricero
- 1 ñora
- 1 vaso de vino
Ahí vamos. En primer lugar, pasamos brevemente la carne de potro cortada a dados en aceite de oliva.
Retiramos y reservamos. En ese mismo aceite vamos a pochar la cebolla. Vosotros la podéis picar. Yo, como soy muy especialito, la paso por el turmix.
Mientras va pochando, rallamos los tomates. Y cuando la cebolla esté semitransparente los incorporáis.
A todo esto, le hemos hecho unos cortes al pimiento choricero y la ñora y los hemos puesto en remojo. Cuando estén blandorros los abrís y, con una cucharilla, vais raspando el interior para quedaros con la carne.
Añadís un vasito de vino al sofrito y le echáis el pimiento y la ñora.
El vaso de vino no está en la foto. Me vino la inspiración a media receta.
El vino que usé es uno que, en teoría, es específico para la cocina. Haced lo que queráis, pero a mí no me convence. Mejor comprad un vino tinto o blanco decente.
Añadimos los cubicaldos junto a un litro de agua, más o menos.
Troceamos las patatas, rompiendo, no cortando y las incorporamos junto con la carne.
Y lo dejáis a fuego medio unos 45 minutos. Id espumando de vez en cuando.
Lo que os decía. Un estofado de toda la vida. Y de sabor, no noté casi diferencias con uno de ternera. No sé, igual tenía demasiadas espectativas.